"La historia de un viaje lleno de tópicos"

Si bien es conocido por todos, en Andalucía y para ser exactos en Sevilla el verano pasa a ser una de las peores épocas del año para patinar (incluso para vivir). Nos encontrábamos mi gran amigo Pablo Montaño y yo a mitad del mes de Junio queriendo huir de este calor infernal que nos hacia perder las ganas de hacer cualquier actividad que requiriese alejarse del ventilador. «¿Por que no nos vamos de viaje al norte?» «Allí seguro que se esta mas fresquito ademas que son todo zonas verdes» nuestros nulos conocimientos sobre el norte de España fueron suficientes para comprarnos unos billetes de avión y viajar hacia la tierra prometida donde nos esperaba un clima agradable, grandes playas rodeadas de zonas rurales y los famosos pintxos. Lets go to Bilbao duuuude!
Llegamos a Bilbao capital después de un insípido y low cost viaje con la prestigiosa aerolínea Ryanair. Es gracioso como asimilas la fragilidad de la vida mientras estas a 35.000 pies del suelo sin poder hacer nada en el caso de que el gran pájaro de acero tuviese algún percance. Entramos al avión de día y bajamos de el de noche (¿será esto a lo que los niñatos modernos de hoy en día llaman «jetlag»?) la cuestión es que era tarde y teníamos mucha hambre. El autobús del aeropuerto nos dejo en una calle principal que destacaba por la ausencia de viandantes en ella. Al primer chaval que vimos le preguntamos donde cenar a estas horas y su reacción fue dar un sobresalto del susto al escuchar nuestro acento. Gran anécdota que contar a tus nietos: «El día que escuche por primera vez a unos andaluces y casi me cago en los shorts». Nos indicó una pizzeria dos calles mas hacia adelante mientras prosiguió su camino seguramente pensando en el significado de la palabra «iyo». Cenamos una pizza al mas estilo newyorkino (jamas he estado en Nueva York) mientras montábamos nuestros fabulosos monopatines para dirigirnos al hostal donde con suerte dormiríamos con gente desconocida como un alemán que recorre el mundo en busca de si mismo y un argentino al que le huelen los pies. Mas o menos así fue excepto que al que le olían los pies era a mi.

No conocíamos a nadie de la zona, ni spots por la zona, de hecho era la primera vez que estábamos en la «zona» lo que nos hacia sentir un poco inseguros, muy motivados y algo confusos. Gracias a Willy Diablo por proporcionarnos la dirección del hostal en Deusto, a Danel por pasarme el contacto de Unai Beltrán y a San Google Maps por evitarnos mas de una catástrofe de índole direccional. Decidimos dar una vuelta camino a la skateshop mas cercana (quizás allí podrían aconsejarnos sobre que hacer con nuestras vidas) mientras veíamos el Guggenheim, muchos edificios modernos y una arquitectura muy bonita. «Aquí parece que es: Switch Skateshop» situados en el corazón del casco viejo de Bilbo nos adentramos a esta tienda con un dueño muy majo que nos proporciono varios spots a donde ir y la que para nuestra sorpresa seguía vendiendo unas zapatillas Habitat, gran punto a favor. Luego mas tarde terminamos la ruta de skateshops con la skateshop Fvck muy guapa y con un borracho en la puerta que decía que las personas del sur eran mas alegres porque en el norte estaban todos los días nublados.
Se nos ocurrió la brillante idea de ir también hacia Vitoria para patinar por allí y estar con Unai Beltrán porque quien sabe, quizás no volvemos al norte en mucho tiempo y ya que teniamos la oportunidad… ¿por que no? si es que somos unos genios de la aventura. Nos quedamos por allí una noche en un hostal de una señora muy mayor y su marido (bastante amables ambos) y dos dias en casa de Beltrán y Maider un amor de pareja los cuales nos brindaron su hogar y nos deleitaron con su gastronomía: «Somos lo que comemos» decía Beltrán… que gran frase y que razón amigo!


Acabando ya nuestro intrépido viaje hacia lo desconocido Beltrán nos llevo hacia Caicedo de Yuso en Álava. Un pequeño pueblo de apenas 50 habitantes donde se situaba la sede central de PriBe Skateboards un proyecto muy interesante llevado a cabo principalmente por Edu Prieto, Lidia y Beltrán los cuales se dedican a serigrafiar de forma artesanal tablas de skate con sus propios diseños. Tienen montada una mini en el garaje muy guapa y luego en otra sala tienen todos los artilugios (también hechos por ellos) para serigrafiar las tablas, un proceso 100% hecho a mano y profesional.


Me gustaría destacar la hospitalidad de las personas con las que nos hemos topado por el recorrido del viaje y en especial la comida que nos prepararon la familia PriBe allí en el pueblo haciéndonos sentir como en casa a casi 1.000 km de distancia de nuestras calurosas tierras sureñas. ¡Un abrazo y larga vida a todos nuestros amigos del norte!





Fotografías y texto por Rafael Álvarez